Los seres humanos solemos guardar cosas compulsivamente, por si en algún momento las necesitamos, y al pasar los años nos damos cuenta que vivimos rodeados de cosas sin utilidad y recuerdos vanos, aferrándonos a ellos, hasta que llega el momento en que ya no tenemos espacio y entonces decidimos poner orden y empezar a tirar.
A lo largo de nuestras vidas, vamos experimentando numerosas experiencias y pérdidas que nos ocasionan el ir acumulando sentimientos que nunca pensamos ocupar o emociones que no nos atrevemos a sentir como el odio, el celo, la ambición desmedida, el egoísmo, el enojo, la culpa, etc. y que en algún momento nos veremos en la necesidad de sacar y echar a la basura para que no nos hagan daño al acumularlos en nuestro corazón. En la medida en que vamos limpiando y poniendo orden en nuestro interior, va quedando más espacio para la compasión, la paciencia, el amor y el perdón.
Teniendo orden en la casa y orden en los sentimientos, siempre queda mas espacio para llenarlo con lo mejor de nosotros, para llenarlo de amistad y comprensión, que en el camino de la vida, nos servirán más que cualquier tesoro.
Sin embargo, no estamos acostumbrados a hacerlo y sobre todo, es más difícil ordenar nuestro interior. Es por esta razón que debemos saber que existen profesionales de la salud que nos pueden orientar y ayudar en ese sentido. En esta ocasión me refiero muy especialmente al trabajo que realiza un Tanatólogo, experto en el manejo de pérdidas y quien nos puede ayudar a realizar adecuadamente un duelo, con el objetivo principal de no acumular “basura” en nuestro interior que pudiera dañarnos.
El trabajo de un Tanatólogo puede complementarse además con Reiki y con Flores de Bach, ambas técnicas curativas sencillas pero profundas, capaces de ayudar a una persona a recuperarse de manera rápida y eficaz al mismo tiempo que la terapia hace su trabajo.
El Reiki, técnica energética ancestral, se trabaja por imposición de manos, es una energía de amor incondicional y es quien realiza el trabajo de limpieza interior; dedicándose a sacar amorosamente lo que hemos acumulado, dejando en su lugar, amor, luz y compasión.
Las Flores de Bach, esencias naturales que son “conciencia Líquida” nos ayudan a procesar nuestras emociones o sentimientos de manera sutil y delicada, llevándonos hacia una armonía interior.
De esta manera y combinando las tres técnicas, podemos alcanzar el orden y la paz que buscamos en nuestro interior.
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